El hall, amplio y diáfano, manifiesta su carácter de espacio público delimitado por un atractivo mostrador que apunta hacia una escultura y una escalera helicoidal por la que, al fondo, entra luz exterior y que invita a seguir explorando el edificio. La oposición entre el mostrador, insólito y autónomo en su forma, bajo el puente de escayola, con estructura suspendida diseñada por Paredes, divide en dos la sala de la planta baja. El techo oscuro con focos empotrados reproduce un cielo estrellado y el espacio interior se multiplica apoyado por el recurso del espejo situado al fondo de la estancia.
- El mostrador, obra de Jorge de Oteiza, nace del suelo en un solo punto de apoyo para señalar hacia la escalera principal. Es de hormigón revestido con teselas de mármol negro de Bélgica. Es una estructura de 6 metros de largo, apoyada en la pared y en un único pie. En él hay una tesela en forma de la escultura que se encuentra a su lado. El mostrador, aunque de Oteiza, fue preparado por Rafael de La-Hoz, quien calculo su estructura, dispuso un macho para la fijación al muro y otro para el apoyo en el suelo. Tras el mostrador estaban los negociados y el despacho del secretario general, aseo y archivo.
- La escultura, obra de Jorge de Oteiza, es de hormigón y está encastrada en el suelo. La cubrió con una laca, que viró el colorido al aspecto pardo-verdoso con que se ve actualmente. La figura es mitad forma femenina y mitad núcleo de caracola.
- La escalera helicoidal es de ancho variable y tiene un pasamanos que arranca del suelo, hasta el noveno o décimo escalón no lo encontraremos ergonómicamente dispuesto.